Sabes cual, creo, que es la diferencia, vos escapas hasta de
eso; yo en cambio soy demasiado consciente.
La idea de terminar es recurrente, va y viene, viene y va…
Miedo? No, justamente eso no; paz, alivio, descanso; esas
sensaciones despierta la idea de la muerte en mí.
Las lágrimas, cuando pienso en esto, caen pero no de miedo
ni angustia ni desolación por mí, sino por los que quedan y ni siquiera por
todos sino más bien por uno…mi hijo.
Sí, mi hijo me retiene en este mundo. No es porque pienso
que este mundo no es para mí y esas bobadas que dicen los que se quieren matar,
la verdad que solo estoy cansada y no
encuentro quien despierte lo bueno que supuesta mente
tengo, que todos tienen,
al menos eso es lo que se dice no? “Todos somos buenos para algo, solo tienes
que buscar en tu interior” ja ja ja
Bueno, no! No soy buena para nada, ya tengo 40 y aún no soy
buena para nada.
No soy buena amiga- no llamó a las personas que yo considero
amigos, no les pregunto cómo andan, no sé qué hacen.
No soy buena novia- no llamo para decirte que te amo, a
gatas te lo digo en la cama entre gemidos, si es que sale; no corro a abrazarte
aunque te halla extrañado todo la noche
No soy buena cocinando-aunque me interese aprender todo se
quema y sale mal
No soy buena limpiando- siempre quedan migas cuando termino
de barrer, hay grasa en los platos limpios.
No se retener a la gente que amo- simplemente si se quieren
ir, los dejo.
No soy buena madre- mi hijo tiene 14 años y nunca le enseñe
nada, nada de las cosas cotidianas como: lavarse la cara a la mañana, peinarse,
hacer la cama, jamás le enseñe nada.
No sé ser divertida- nunca me acuerdo un chiste y si me
acuerdo no lo sé contar, no tengo tema de conversación, nunca sé de qué hablar.
No se mostrarme ni siquiera con mis hermanas- ellas tiene
una idea de mi persona que yo desconozco.
Mi mundo es gris, ni negro ni color de rosa, gris.